El carisma es el magnetismo con que un líder atrae a sus seguidores, mediante una conexión idílica mezclada con personalidad, y un verbo fluido que acaricia con las palabras el rostro de las damas que les siguen e inyecta la confianza a todos los hombres que les admiran.
Si creen que exagero hagan un analisis de la personalidad del candidato del gobierno y coincidirán conmigo. El individuo es un hombre vacio, incapaz de enamorar en un escenario a una multitud y ganarse sus aplausos. No es un buen orador, en ocasiones tartamudea, carece de dicción, pero sobre todo en esencia luce un hombre parsimonioso.
Atributos que hablan muy mal de un hombre que intenta ser el presidente de todos los dominicanos, pero con todas esas limitantes se le hará cuesta arriba, aun a sabiendas que cuenta con una maquinaria de poder comparada al ejército romano. No por su arrojo sino por los recursos económicos que tiene disponibles.
En cualquier actividad que realicemos el éxito guarda cierta relación con el carisma que proyectemos, y más aun si se está envuelto en actividades políticas. Como el candidato oficial no tiene ángel a su alrededor, jamás podrá tener la categoría de líder como muchos de los que han alcanzado la presidencia de la republica.
No debemos confundirnos con la elaboración de un bonito mensaje propagandístico, con la realidad de un hombre que hasta en sus movimientos corporales, al momento de hablar se nota que lo que transmite no le impregna credibilidad, porque adolece de algo fundamental en un candidato el carisma.
Este atributo que no todos poseemos, marca la diferencia entre un candidato ganador y otro perdedor. Danilo es un perdedor tanto adentro como afuera. Perdió en el 2000 frente a Hipólito, y había perdido dos veces adentro en ambas ocasiones frente a su verdugo del pasado Leonel Fernández.
Los miembros del Partido de la Liberación Dominicana están muy preocupados pues están consientes de la debilidades de su aspirante a la corona. adornado por dos periodos de gobierno en que ha brillado más la corrupción, el derroche, el nepotismo, el tráfico de influencia, las drogas y un conjunto de males que se han adueñado del país.
Algunos lectores se preguntaran ¿si el carisma es tan importante, por qué el Dr. José Francisco Pena Gómez nunca llegó a la presidencia de la Republica? Porque contra él existían otros factores que aun hoy están latentes en las mentes y cultura dominicana: un anti haitianismo atroz, situación que jugó un papel preponderante aunado a la ignorancia del pueblo, reforzadas por actitudes rastreras de políticos irresponsables que se encargaron de confundir a una gran parte del pueblo.
En el caso del candidato del gobierno, éste no tiene un tipo de rechazo étnico. La repulsa se fundamenta en la experiencia de un pueblo que conoce las actuaciones de su antecesor, del cual él ha sido su discípulo, obviamente no un alumno aventajado sino un individuo con pocas luces y muchas limitaciones.
Cuando un artista domina el escenario, se le hace más fácil interactuar con el público, seduce con sus movimientos e impresiona con sus gestos y al salir a interpretar sus canciones ya el público está fascinado. Esta conexión debe existir entre el político y electorado.
Hay políticos a los que quizás les falte algo de carisma, pero son espontáneos, y saben dominar el idioma de Cervantes y se las ingenian al momento de impresionar al auditorio. Sin embargo el Lic. Medina ni convence, ni impresiona, luce mandilón, timorato y deja claro que en su geno tipicidad el carisma no aparece.
Uno de los pocos puntos a su favor es que tienen el doble, el triple y cinco contra uno en lo referente a la publicidad visual, en campana de radio y televisión y en dinero para gastar.
Una prueba inequívoca de la falta de carisma de ese candidato es que, aun con todos los recursos del poder a su favor, jamás en una encuesta seria sacada de las entrañas del pueblo ha alcanzado el 40% de aceptación en la masa votantes del país.
El carisma es un don especial que nace con cada ser humano y el que lo pose, si lo sabe explotar, se convierte en un ganador, Pero el que no lo tiene será siempre eso... un perdedor.
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